lunes, 28 de noviembre de 2011

Pérdidas compartidas

Recuerdos tan bonitos que no queremos sacar de nuestras mentes.
Deseos de futuros compartidos, llantos y gozos...
Pesar, pasar de décadas, arrugas.
Dedos que se entrecruzan a pesar de la artrosis galopante, pérdidas...
Pérdida de pelo, de figura, de memoria. Pérdida de apetitos.

Vidas entrelazadas, no sólo dos: cuatro.
Querer sin saber.
No saber querer.
No saber si quiere saberse.
Querer quererse.
No querer saber olvidarse.

martes, 8 de noviembre de 2011

Todos los perros van al Cielo


Han pasado muchas cosas.

Hace mucho que no escribo por aquí y el mundo no se ha parado; adiós Bin Laden, adiós ETA, adiós Gadafi... Pero todo eso, como decía Rhett Butler: "francamente, querida, me importa un bledo".
No es que no sean cosas importantes, que lo son, es que, por suerte, no me tocan tan de cerca.

El sábado fue mi cumpleaños y un día más taciturno que triste.
Hace trece años y después de una auténtica campaña de acoso y derribo a mis padres, sobre todo a mi madre, llegó a casa la bolita blanca más bonita que he visto en mi vida.
Ya tenía nombre: Morgan, y vino en brazos de mi padrino y mi madrina consorte para celebrar ese 5 de noviembre.
Gracias Felipe y Pilar por hacerme más que un regalo.
Pilar siempre dicé que ella fue la "salvadora" de Morgan, y aunque es verdad, no es toda la verdad. No sólo salvaron a Morgan. Nos salvaron a todos.

Recuerdo las primeras noches en que dormía enfrente de mi habitación en el otro piso en que vivimos, la pena que me daba si lloraba y las horas que pasaba sentada en el suelo, acariciándole y diciéndole cosas para que no estuviese triste... todo, bajo la atenta mirada de mi madre que le mimaba y me mandaba a la cama a partes iguales cuando ya llevaba mucho rato con él.

Recuerdo esos ojos negros y brillantes, la mirada más tierna y cariñosa del universo.
Recuerdo el trasiego de periódicos en casa hasta que pudimos bajarle a la calle y lo paciente que fue Ceci todo ese tiempo.
Recuerdo llegar del cole deseando verle.
Recuerdo el primer paseo, buscando un sitio tranquilo y hablándole para que no se asustase demasiado.
Ahora que lo pienso, le he hablado muchísimo.

Recuerdo sus juguetes mordidos; los que sonaban y que acababan con nuestros nervios... y los que estratégicamente metía debajo de la mesa para que se los tirásemos de nuevo.

Recuerdo a mi abuelo jugando con él, como espero que estén haciendo ahora.
Recuerdo los paseos que se daban en Cercedilla hasta el parque de "Paquito Ochoa" y lo temerario que era ante perros 20 veces más grandes que él... 100% inconsciente, 100% valiente.
Recuerdo a mi tía encantada, siguiendo la estela de su padre. Llevándoselo a la Sierra y jugando con él siempre.
Pienso en mi abuela... a la que nunca le han gustado los perros y a quien Morgan robó el corazón.

Recuerdo que jamás rompió nada, a pesar de coger los calcetines y correr con ellos por toda la casa.
Recuerdo que se subía al sofá en cuanto tenía ocasión.
Me acuerdo de un día que llegué a casa por la noche; no había nadie y mis padres debieron dejar el mando de la tele en el sillón. Entré en el salón y vi a Morgan mirando la pantalla con el mando entre las patas.

Me viene a la memoria una vez que mis padres iban de viaje a Málaga, pararon a tomar un bocadillo de camino y él pisó el botón de los "warning" mientras les miraba a través de la luna delantera; la gente que estaba sentada al lado pensó que era muy listo porque daba los intermitentes para saludar...
Sí, fue casualidad; pero era listo, listísimo, el Punset de los perros diría yo. Y guapo. Y tierno. Y cabezota. Y bueno.
Cuánto le he querido...; cuánto le vamos a echar de menos.

Recuerdo muchísimas cosas.
Recuerdo estar triste, llorando en casa no sé por qué cosa... y que Morgan se sentase a mi lado y me diese besitos.
Recuerdo paseos, amigos jugando con él, amistades y amores caminando al son de esas cuatro patas; recuerdo gente parándonos por la calle para decirnos lo guapo que era... y nosotros encantados, convencidos y orgullosos.

También recuerdo las malas noticias que se fueron sucediendo a medida que pasaba el tiempo: artrosis, leishmaniosis, diabetes, ceguera... Visitas repetitivas al veterinario, sobre todo a Silvia, encantadora y cercana, y pruebas interminables en Velázquez.
Y estaba viejito, y se quedó ciego... pero seguía siendo un dandy.

Después llegaron las crisis, posible problema neurológico y después un bulto. Con todo ello, llegó la decisión de hacerle las pruebas necesarias pero sin putear.
¿Que está enfermo? Se hace todo lo que se pueda... pero sin que lo pase mal.
Si la prueba arriesga más su vida que la enfermedad, no es una buena idea. Sobre todo cuando, en el mejor de los casos, detectando lo que hubiese que detectar, no se iba a poder hacer nada.

También llegó el miedo. La comprobación permanente de si respiraba cada vez que estaba dormido... algo que no le he contado a nadie pero que estoy segura de que en casa lo hacíamos todos.

Es indudable que a este respecto, tengo que agradecer a mis padres y a mi hermana todo lo que han hecho por mi y por Morgan. Por los paseos, la preocupación, la medicación, el apoyo...
Ha sido el perro más mimado, más cuidado y mejor tratado que ha habido. El más afortunado.
También tengo que mencionar a Ceci, Andrea y Ana, por su cariño y sus cuidados cuando nosotros no estábamos en casa. Ellas son muy buenas personas... pero es que el gordito encandilaba a cualquiera.
Y a mis amigos, que han llorado conmigo y lo han sentido de verdad, en el corazón. Lo sé. Gracias.

El caso es que la noche del 4 de noviembre no me podía dormir. Seguramente no tenga nada que ver; seguramente fue casualidad, pero me levanté de la cama y estuve como dos horas sentada en el sofá, inquieta y cansada.
Por la mañana, a las 09:50 me llamó mi padre.
Las llamadas a primera hora los fines de semana nunca son buenas.
A Morgan le habían dado varias crisis la noche anterior y por la mañana había sufrido otra... y no hacía ni una semana de la última.
Fue llegar a casa de mis padres, y terminar de partírseme el corazón.
Vueltas y más vueltas, fragilidad... se quedó dormido en mis brazos, sin moverse, sin querer bajarse de mi abrazo, de mis besos. Y me seguía pareciendo el perro más bonito del mundo.
Y poco después dimos el paseo más triste de la historia. El último.
Él acunado en mí y yo en mi padre y en David.

Hay veces que, cuando las cosas no pueden ser, no pueden ser. Si después de luchar, sigues sacando fuerzas y lo intentas de nuevo y aún así, no hay solución... Es el momento. Pero que fuese lo mejor para Morgan no quiere decir que no sea dolorosísimo.

El proceso me lo ahorro, lo recuerdo a fotogramas y con los ojos inundados. Los de todos.
Sólo hay una frase que sé que no se me va a olvidar en la vida: "Ya no se oye nada".

Decía Delibes que hay dos formas de morirse: la clínica, y la artística, que es como uno se muere de verdad.
Yo creo sincerante que Morgan se fue con la sensación de haber cerrado su círculo. Creo que esperó hasta mi cumpleaños para irse acompañándome... Se murió de fidelidad; no la noche de antes ni el día de después, sino el mismo día que asomó su trufa en nuestras vidas.

Sí, el 5 de noviembre, Morgan se fue al cielo perruno.

martes, 4 de octubre de 2011

La realidad paralela de los Videoclips

Escribo estas líneas escuchando Danza Kuduro para embriagarme de la razón que guía el post.

Alguna vez he comentado que hubo una época en la que, pocos minutos después de escuchar esta canción, era totalmente incapaz de recordarla. Las cosas han cambiado.
Una gran amiga me regañó por no entender que se trataba, poco menos, que de un himno de nuestra generación.
Este verano la he escuchado en los lugares más remotos y en otras lenguas romances... y le he cogido el gustito. Lo confieso.
Debe ser verdad eso de que la letra, con sangre, entra.

El caso es que viendo este milagro que los mismísimos hermanos Lumière envidiarían... este videoclip profundo y cargado de mensaje, me he hecho una pregunta honda y llena de matices: ¿Por qué en los vídeos aparecen mujeres despampanantes, de dos o tres metros; con piernas infinitas, labios carnosos, pieles que ya quisieran para sí muchas zorras (me refiero al animal, mentes perturbadas) y cabellos que no se encrespan aunque les caiga encima el puto Diluvio Universal?

Asumo que si yo fuese una cantante de éxito (o sin éxito, da igual, pero pudiese grabar un clip), elegiría chulazos de cuerpos prietos, culos redondeados, torsos fuertes, caras varoniles y brazos que pudiesen sostener a la mismísima Estatua de la Libertad. Todo esto, por supuesto, sin tener pinta de culturista, siendo poseedores de cuerpos proporcionados y manos grandes. Y limpios.
Pero dejando a un lado mi particular bacanal patrocinada, quiero decir que entiendo que ya que pueden elegir entre un amplísimo abanico de féminas, escojan a las que consideren más bonitas, más sexys o más higiénicas (esto último lo dudo, porque en general suelen tener una pinta de cerdas... y pocas cosas hay más sucias en esta vida que una cochiquera, señores míos).

El caso es que, si bien entiendo que se rodeen de bombones... me hace muchísima gracia que el 90% del tiempo que estas muchachas pasan en pantalla sea sentadas o tumbadas.
Evidentemente, le sacan medio cuerpo al cantante de turno, y éste, por muy apretada que lleve la camisa, los pantalones (o incluso ambos, faltaría más); por muy grandes y llamativas que sean sus gafas de sol o, incluso, por muchos destellos cegadores que emanen de sus oros; con todos sus complementos, sus yates, sus coches y sus casas... estos chicos al lado de semejantes hembras parecen niños chicos. Y gordos.

Aunque sean de una talla estándar, aunque lleven ropa de marca; a pesar de los pesares... no quedan bien en su propia canción. Qué ironía.

En las pocas secuencias en las que salen todos de pie... y en el mismo plano... ¡ay, qué dolor de corazón...! ¡qué estampa! Parecen Paco Martínez Soria y José Luis López Vázquez con las míticas "A-LE-MA-NAS"... Impagable.

¿Mi consejo? El de siempre. O escogemos a chicas más normales... o nos ponemos el mundo por montera y nos restregamos con auténticas diosas orgullosos de parecer un conejito Duracell sediento de sexo.

http://www.youtube.com/watch?v=7zp1TbLFPp8&ob=av3e

jueves, 21 de julio de 2011

Había una vez un niño que vivía cerca de la playa.
Estaba acostumbrado a pasar mucho tiempo solo y a tener más responsabilidades de las que, a su edad, debía asumir.
Sus padres pensaban que eso haría de él un hombre de bien; que a medida que fuese creciendo se iría convirtiendo en una suerte de superhombre, independiente y arrollador que sería capaz de superar cada obstáculo sin ayuda de nadie.

El niño se fue haciendo mayor; cada tarde acudía a la playa cuando el sol se ocultaba en el horizonte, pero nunca se bañaba.

Tuvo bastantes problemas; problemas que sus padres, lejos de solucionar, fomentaban. El niño era bueno; sus padres también, solo que no sabían tratarle.
Fue adquiriendo una serie de complejos que con el tiempo logró dejar a un lado, pero otras experiencias se le quedaron tatuadas en la mente y en el corazón.

Ya es un hombre, pero a pesar de tener más libertad, sigue sin bañarse.
Un día un anciano le preguntó por qué iba allí todos los atardeceres y nunca se acercaba al agua.
- Por miedo a que me guste. Dijo él.

El viejo se sorprendió y quiso saber qué sería tan terrible si, al probarlo, le gustase la experiencia.
- No sé nadar. Nadie puede enseñarme, tengo que aprender solo y, si mientras lo intento, me pasa algo... ¿quién se iba a ocupar de mi familia?

Los dos se entristecieron y miraron al horizonte. Demasiado peso para unos hombros tan pequeños.

sábado, 9 de julio de 2011

Frivolidad en bragas


Mientras escribo esto llevo unos vaqueros azules y una camisa de flores sin mangas con encaje en el escote.
Ah, en los pies llevo unas sandalias rojas.
Mi ropa interior es fucsia y, evidentemente, como es julio y ya he comentado que llevo sandalias, no luzco calcetines.

¿Es relevante esta información?
Si fuese diseñadora, lo sería.
Si me dedicase al mundo de la moda; sería lógico que a la gente le pudiese interesar con qué ropa me visto.
Si fuese modelo, y siendo España una tierra de critiqueo, sería normal que mi imagen en bikini ocupase portadas y que mi cuerpo, por ser mi herramienta de trabajo, estuviese en boca de quien me viese en las instantáneas.
Pero, señoras y señores, si el pan no me lo gano con mi cuerpo, no acepto que una publicación especule con cómo me queda el traje de baño o si mi dieta es o no saludable.

Me da igual de qué color sean las carnes que se paseen por la playa; tanto da que sean de "la Pajín" o de "la Cospedal"; no me importa en absoluto cómo les siente el bañador porque no ocupan los puestos que ocupan por sus medidas, sus piernas o sus pechos.

El artículo que publicó La Otra Crónica de El Mundo es una falta de respeto y de educación.
Se me ocurren mil ideas para reportajes que unan la figura (bien entendida) de la Ministra con hábitos saludables; con políticas sanitarias, o con temas que realmente preocupen a los ciudadanos.

Si la necesidad de que un miembro del Gobierno se ponga a dieta o no ocupa las páginas de las revistas... es que el país no tiene problemas más serios ¿no?
Ah, no... que sigue habiendo millones de parados, que hay familias que viven verdaderos dramas, que tenemos políticos corruptos, alcaldías que dan que hablar, inundaciones en la India, problemas en China, desastres radiactivos en Japón...
Pero aquí, en la España de chirigota y pandereta nos dedicamos a fotografiar a políticas en paños menores (curioso también que nunca se haya hecho esto con un hombre) y a juzgar si le viene mejor la Dukan o la de la alcachofa.

Sólo me interesa que pillen a una ministra "en bragas" cuando sea una metáfora laboral, no una crítica carnal.

lunes, 13 de junio de 2011

Los Medio-Hombres


Dentro del género masculino existe una gran variedad de especies y subespecies. Ni todas son buenas, ni todas son malas; pero he de decir que las nocivas, superan en número a las otras.

Hoy quiero hablaros del Medio-Hombre.

El Medio-Hombre es un individuo de apariencia humana.
Además de tener dos ojos, una nariz y una boca (en la mayoría de los casos), sabe comunicarse, se expresa con corrección e incluso, puede intuírsele cierto grado de bondad y sensibilidad.
"¡Qué joya!" pensarán las almas confiadas... ese es el error. Ése es nuestro error.

El Medio-Hombre parece, en muchas ocasiones, un galán.
Los hay más o menos simpáticos, más o menos inteligentes, más o menos románticos, más o menos divertidos, más o menos tímidos... pero a grandes rasgos, no dan la sensación de estar a punto de jugártela.
Y es que estos muchachos, señoritas, son especialistas en el prestigio. En ilusionar a los ojos y conseguir que sea el corazón el que descubra el engaño.

Los Medio-Hombres no dan explicaciones, porque entre sus galanterías no hay lugar para la valentía. Es más fácil hacer pucheros y esperar a que otro le ponga a la situación la mitad que a ellos les falta.

El problema de este grupo no es que rechace a las damas; cada cual desea y deja de hacerlo según se lo pida la parte del cuerpo que más voluntad tenga.
Lo que no me gusta es que sean lo suficientemente "hombres" para intentar (o conseguir) llevarse a alguien entre las sábanas, pero no para comportarse después como lo que prometían, como caballeros.

No conozco a ninguna dama que, después de enredarse con un Medio-Hombre, no haya superado el trance. Será porque lo que dan, no es ni la mitad de lo que necesitamos.

lunes, 30 de mayo de 2011

I'll come back

Lo sé, tengo mi blog pseudoabandonado;no hay excusa posible... pero en mi favor he de decir que casi no tengo tiempo.
Cada día me levanto, voy a trabajar, salgo del curro, espero a que llegue la hora indicada en casa de mis padres para proceder al ritual Morganesco... y después, me siento en la parada del bus a ver la vida pasar, y a esperar a mi transporte hasta Princesa.
Y llego a casa y hay cosas que hacer, la lavadora se asoma y me saluda; me guiña su único ojo enorme... la ropa me mira desde el tendedero, los productos de limpieza esperan, impacientes, que acaricie sus plásticos cuerpos... y el cansancio se hace presente.
Y al llegar al dulce hogar, lo que apetece es descansar y no ponerte a limpiar; lo que apetece es charlar con tu novio, y no planchar (aquí, minipunto para el mío, que tiene una mano para las camisas...)y claro, si a eso le añades que cuando podemos ponernos con el pc, ambos estamos en casa con un sólo pincho de internet... pues la cosa se complica aún más.
Pero estoy poniendo los medios para que eso cambie y poder pasar de forma habitual por esta miscelánea que no siempre tengo claro qué es.

Volveré.

viernes, 15 de abril de 2011

Zirdam

Había una vez una niña que vivía en una de las ciudades más hermosas del universo... y trabajaba en el edificio más bonito de Zirdam.
Empezó su andadura profesional con ganas, maravillada por la grandiosidad del lugar al que de dirijía cada mañana y por los tesoros que, sin duda, allí encontraría.

No obstante, su labor era tediosa, aburrida, poco lucida... pero de vez en cuando encontraba esos pequeños milagros que le devolvían la ilusión inicial. Una cara sonriente asomada a un libro, un ejemplar firmado del puño y letra de José Zorrilla, el tacto de un manuscrito de Lope de Vega...
Conoció a diferentes habitantes de la ciudad con los que compartió buenos y malos momentos, pero como ésta es una historia bonita, sólo recordaremos los instantes que le hicieron soñar, reír hasta la lágrima, olvidarse del mundo... Momentos que nunca olvidará, momentos... ¿felices? Sí, felices.

Pero en todas las historias pasan cosas; cada frase lleva al fin de una etapa y al comienzo de un nuevo capítulo, y ésta no iba a ser diferente.

El escenario cambia. Cambia el guión; cambia la compañía, el atrezzo, el decorado y también cambia un poco la niña.

El lunes nada será igual, todo habrá cambiado.
La próxima vez que pasee por Recoletos, mirará con cariño y nostalgia esa obra de arte, "su" obra de arte (seguramente con más afecto del que se tiene a cualquier cosa a las ocho de la mañana); pero recordará parpadeos de vida que le harán sonreír y seguirá pensando que es su rincón favorito de... Zirdam.

viernes, 8 de abril de 2011

El precio del "adiós"

Por distintos motivos, algo me llava a preguntarme ¿cuánto cuesta una despedida? ¿Tiene algún valor económico?
A veces sí. En ocasiones, claramente fijado por las operadoras de telefonía móvil (o fija, que todavía hay gente que usa de eso). Dependiendo de la hora, de la Comunidad Autónoma, la promoción, el operador de a quien se llame, el humor de Dios o cuál haya sido la alineación de los planetas en el momento en el que se marca... varía.
En otras situaciones, es menos complicado. 15 céntimos. Ése es el precio por el que hay gente que se vende.
A veces pienso si podría considerarse amoral que alguien no sea capaz de sacrificar ese dineral por dar una contestación. Para mí lo es.
Cuando me sucede a mí, me dan ganas de mandar otro mensaje en el que sólo se lea: "no te preocupes, contéstame... que yo te hago llegar hasta un euro para que no pases estrecheces, payaso." Claro que siendo fieles a la realidad, esto no tiene que ver con las despedidas, ni con su coste.

Pero cuando el precio no depende de la tarificación estándar... ¿cuánto vale? ¿Qué se valora, lo que le cuesta a quien ha de decir "adiós" al que parte, o lo que significa para el que se queda? Creo que esto segundo.

En fin, para curarme en salud, sólo diré: ¡Hasta otro momento!

lunes, 4 de abril de 2011

Ni bueno, ni justo.

A veces, no sé muy bien por qué, damos oportunidades hasta límites insospechados.
Es loable dar a quienes nos rodean la posibilidad de enmendar sus errores, de la misma manera que recibirla; pero no siempre es bueno. Ni bueno, ni justo.

Hay ocasiones en las que damos terceras, cuartas, quintas, sextas... (y así hasta el infinito) oportunidades, y seguimos decepcionándonos un día sí y otro también.
La culpa es de quien no cambia, pero también nuestra, que confíamos más en nuestros deseos que en la capacidad del otro.
¿Por qué seguimos esperando que las cosas sean diferentes si tenemos la experiencia previa que demuestra que no todo el mundo puede "mutar"?
¿Somos tan generosos que no nos importa recibir una decepción tras otra o somos tan egoístas que no queremos asumir que nos hemos equivocado?

¿Acaso nos hemos hecho inmunes al dolor... o es más bien que nos valoramos tan poco que no nos importa el daño que nos inflijamos?
No sé... le daré una vuelta.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Pequeños grandes milagros

Hay detalles que nos hacen sonreír, y yo me declaro fan de esas cositas que nos cambian el ánimo. Además, cuando las encuentras por casualidad... hacen que algo indescriptible haga que te palpite más fuerte el corazón.

A pesar de que ésta no ha sido mi mejor semana, si lo pienso, tengo motivos para elevar la comisura de mis labios.
Me hacen reír las confidencias de 14:00 a 15:00; el sabor de la nocilla, las niñas en los pasillos que hacen que llore de la risa.
Me hacen reír las barbaridades que pueden decir las restauradoras y los príncipes canarios.
Me hacen sonreír las miradas que, en los días más grises me dicen: qué guapa estás.
Me hace sonreír la buena memoria, los recuerdos cariñosos, la gente que no cambia.
Me ruborizan los hombres desconocidos que me miran a los ojos y me sonríen.

A veces sólo hace falta una línea perdida en una historia para sonreír...
A veces sólo hace falta un "pelirroja, te echo de menos"
Y yo a ti. Siempre... Alteza mora.

miércoles, 23 de febrero de 2011

There's Hope for Anyone


Hoy me siento en armonía con el universo.
¿Por qué? Es un misterio. No sé si tan complicado como la Santísima Trinidad… pero más terrenal, seguro.

Estoy contenta después de haberme levantado pronto (antes que otros días) y eso, para mí, ya hace que me plantee el motivo de mi buen humor.
Me he despertado al lado de mi chico, que es un sol… a lo mejor por eso he amanecido sin nubes en la cabeza.
He visto a parte de mi familia a primera hora, me he reído, y he mandado emails con canciones.
He redescubierto un grupo que me re-encanta… Billie The Vision and The Dancers, los de Summercat, el famoso anuncio de Estrella Damm rodado en Formentera.
Me apasionan, me inundan de buen rollo y de ganas de salir a pasear con el ipod a tope con esa sensación maravillosa de estar dentro de un videoclip. Más de uno que me vea por la calle pensará que he abusado de alguna sustancia psicotrópica… nada que ver. No he consumido nada, lo juro.

He hablado con un par de amigas (que no son amigas con minúscula, sino con letras capitales, de caja alta, en negrita y muy subrayado) y hemos acordado vernos y parlamentar mojito en mano esta noche. Es genial notar como alguien se anima a través de mensajes BlackBerry y como de viva voz se retroalimenta esta agradable sensación de armonía universal.

Pase lo que pase, estamos vivos. Tenemos nuestras miserias… ¡pero oh, qué buenas son nuestras glorias (que para más “inri” son más)!

Aunque a veces las cosas no salgan como deseamos, aunque haya días tristes, días horribles o días de mierda… todos tenemos a alguien que nos saque una sonrisa, que nos dé una razón que haga que la vida valga la pena.

Tengo un novio espectacular, una familia estupenda, unas amigas indescriptibles… (¡todas!), cobro a fin de mes, hace un tiempo buenísimo…

Tengo ganas de hacer cosas, de tomar el aire, de respirar… ganas de ti, y de ti…

¡¡HOY ME SIENTO EN ARMONÍA CON EL UNIVERSO!!

jueves, 10 de febrero de 2011

Algo huele a rancio

Hace un par de días, oí una frase que me sorprendió.
Situación: Lunes, primera hora de la mañana. Frío polar.
Voy andando hacia el trabajo y escucho: "¿pero te has levantado ya? Joder, yo tengo una resaca…"
Y pienso: espero que este hombre no sea bombero, ni cirujano, ni conductor de ningún tipo de vehículo, ni trabaje subido a una grúa…
Echo un vistazo de reojo cuando me adelanta. Debe ser verdad lo que dice, porque un febrero frío no se caracteriza por un sol resplandeciente y cegador… pero él lleva gafas oscuras.
Sigo pensando: que “acabado de la vida” a su edad, un domingo de cogorza…
No era un anciano, pero tampoco un chavalito descerebrado… bueno, dejémoslo en que no era un chavalito.

Pensando en la posibilidad de que si había madrugado tanto, era porque iba a trabajar, seguí con mi teoría de cuál sería su empleo, y recé y recé para que no tuviese vidas en sus manos… por lo menos no ese día.

Tenía una voz que me resultaba desagradable; su proximidad me resultaba incómoda, pero no sabía por qué… hasta que pasó una chica en dirección contraria a la nuestra.
Una chavala de unos 20-23 años; morena, delgada, de estatura media.
El de la gafas de sol, a pesar de la resaca, se gira a mirarla (parece que no todo en él está dormido) y descubro el motivo de la repugnancia que siento.
El personaje era Salvador Sostres.
Si no era él; debe tener un hermano gemelo idéntico con su misma voz y su mismo rollo depravado.

Sobra decir que no le profeso mucha estima. Sobra decir que no le profeso ninguna.
Es alguien a quien, sin conocer, le tengo una enorme animadversión. Hay gente con la que no estoy de acuerdo y punto; pero lo de Sostres va más allá.
Me parece un ser de absurda existencia; un ejemplar escapado del Circo de los Horrores, un “polemista” rancio y ridículo que, como otros a los que he mencionado en otras entradas, va de Varon Dandy, de Rey de las Nenas y de “fucker” cuando, el 100% de las mujeres que yo conozco no le tocaría ni con un palo; no se tomaría ni un café con él... y si la continuidad de la especie dependiese de que se amancebasen (o nos amancebásemos) con él... Ya le podrían ir dando por culo a la raza humana.
Pertenece a esa carroña lasciva que hace que hasta el más liberal sienta deseos de ponerle un burka a sus hijas si saben que Salvador se va a cruzar con ellas por la calle.

Es una auténtica vergüenza que este sujeto tenga capacidades reproductivas.
Y es también vergonzoso que un ente público mantenga a estos peleles que merecen escarnio público más que defensa de sus conversaciones “privadas”…
Privacidad… Privatización… palabras muy populares ambas. Pero eso… es harina de otro costal.

miércoles, 9 de febrero de 2011

No hay muchas canciones que hablen de mí

¿Os habéis enamorado alguna vez? ¿habéis sentido esos nervios agarrados en el estómago? ¿esa tensión que algunos llaman “tener mariposas”? ¿Esa cara de tont@, esa sonrisas permanente, esos suspiros de España y Portugal?

El amor, la pasión y la locura son lo mismo; por lo menos para mí. No concibo una relación sin tormento y sin éxtasis; una relación que no te desgarre las entrañas, que no consiga que hagas cosas excepcionales…
Quizá por lo dramático de mi naturaleza pienso que nadie ama como yo; que cualquier enamorado siente menos intensidad de la que yo siento; que quiero hasta las últimas consecuencias y que sufro hasta tener el alma hecha jirones.

Siempre he estado convencida de que la intensidad con la que vivo y con la que respiro me hace única, pero de repente, un día… me paro a pensar en que “todas las canciones hablan de mi”. Y ese “mi” no soy yo, sino cada persona que conozco y más de la mitad de las que no conozco.
Ese “mí” eres tú… y tú… y tú…
¿Quién no ha dicho “nadie te va a querer como yo”, “nunca he sentido esto antes”, “quiero pasar el resto de mi vida contigo”…? Todos lo hemos dicho, lo hemos pensado y lo hemos sentido… y en algunas ocasiones, no sólo por una persona.
No digo que sea mentira, que sean comentarios manidos… Cada día aprendemos, cada día vivimos nuevas experiencias que hacen que no seamos los mismos que hace un año… y cada día, con la poca o la mucha sabiduría que hayamos acumulado, reformulamos las premisas, afirmamos desde una nueva perspectiva que nadie puede querer como nosotros, que nunca habíamos sentido nada parecido y que el resto de nuestras vidas está unido al de otra persona. Y es verdad.

No somos tan únicos como pensamos; si lo fuésemos, nunca nos emocionarían las letras de las canciones más tristes del mundo, porque no llegarían al nivel de excelencia dolorosa o amorosa que uno ha experimentado… No pensaríamos “están cantando mi vida” o “me leen el pensamiento”. Cada uno siente como sólo uno sabe, pero todos sentimos lo mismo.

Es triste pensar que no somos tan especiales como creíamos, que otros han vivido exactamente lo mismo que nosotros… pero también hace que tengamos la esperanza de que otro pueda sentir por nosotros lo mismo que nosotros somos capaces de sentir.

A mí se me eriza la piel sólo de pensar que alguien pueda volverse loco por mí de igual manera que yo enloquezco.

No obstante he de confesar algo: no hay muchas canciones que hablen de mí; no me he descubierto entre demasiadas letras… pero sí en algún que otro verso de la cordura de la Lokura.

domingo, 2 de enero de 2011

Año nuevo, nuevas ilusiones

¡¡FELIZ 2011!!
Empieza un nuevo año; 365 días en los que podremos cambiar nuestra vida; más de trescientas lunas que emplear en lo que más deseemos... sea lo que sea.

Lo cierto es que el año que acabamos de dejar atrás no ha sido de los mejores, pero ha tenido sus cosas buenas, claro. Espero que este que estamos estrenando esté lleno de buenos momentos.
Deseo que cada uno de nosotros sea la mejor versión posible de sí mismo, que nos queramos más, que nos entendamos más, que discutamos menos, que tengamos menos preocupaciones... ¡que haya magia cada día del resto de nuestras vidas!

Ojalá que este año pongamos en práctica lo que hemos aprendido en todos los que llevamos a nuestras espaldas, porque, como dijo Platón: "Cada lágrima enseña a los mortales una verdad".