jueves, 5 de febrero de 2015

El miedo prueba que existe el valor

A veces, cuando acaba el día, pienso que no ha habido nada distinto al anterior.
Rutina lo llaman.
Y no me parece mal (bueno, a veces sí, pero no siempre).
En muchas ocasiones es bueno estar justo en el punto en que se está.
A veces los días son aburridos, otras, divertidos, algunos agobiantes y unos cuantos estupendos. Pero todo siguen una carencia, un ritmo, un mismo comienzo y un mismo fin.

No obstante, hay momentos que los cambian por completo. Que pueden hacer que de la tranquilidad inicial pases a un dulce estado de excitación.

Sales de la zona de confort como si tuvieses una venda en los ojos y una diana en el pecho.

Y aunque hayas dado mil vueltas a un asunto, y no hayas notado ninguna alteración; cuando llega el momento definitivo, cuando sabes que no hay vuelta atrás, entonces, empiezan los nervios.
Noches sin dormir.
Espera.
Mariposas en el estómago.

¿Traerán buenas noticias las próximas lunas?