viernes, 30 de octubre de 2009

¿Que quién soy?

Bienvenidos.
Lo primero es lo primero. Me presento.
Me llamo Carla, soy de Madrid y soy periodista.
¿Cómo me metí en semejante jaleo? por amor.
Uno de los primeros recuerdos que tengo de fascinación hacia las letras y hacia lo que el ser humano es capaz de conseguir viene del colegio: me parecía maravilloso que una persona (en este caso una profesora) dictase frases... y nosotros no sólo las entendiésemos, sino que fuésemos capaces de coger nuestros lápices (por aquel entonces el "boli" estaba reservado a los más mayores) y reproducir las palabras que habíamos escuchado; que comprendiésemos el mensaje y que, de forma automática, plasmásemos en el papel una serie de símbolos que ni si quiera había que pensar, porque salían solos.
Ahí descubrí que estaba empezando a sentir algo especial por la palabra.

Siempre me ha gustado hablar, contarlo todo, escucharlo todo, me ha encantado leer... y cuando en verano iba a casa de mis abuelos en la sierra, y montaba auténticas redacciones de prensa en el jardin de mis vecinas, entendí que ese "algo" iba en aumento.

Luego empiezas a leer a LOS GRANDES, a autores que, sin saberlo, te motivan y te acercan a tu destino... y descubres que también te gusta contarle a quienes te rodean las cosas que pasan en el mundo.
Empiezas a sentir la palabra, a buscar el término justo que describa lo que quieres transmitir, a decir exactamente lo que quieres decir; te das cuenta de que leer un periódico o escuchar la radio te hace sentir diferente...
Y empiezas la carrera.

Dicen que la universidad es el momento de la vida en el que haces todo lo que no has hecho antes: si nunca has bebido, bebes. Si nunca has fumado, fumas. Si nunca has follado... (y tienes suerte), follas. Pero también es el momento en el que tomas conciencia de todo lo que te rodea.

Te maravillan algunos profesores y tirarías a otros a la basura; aprendes que el esquema de las 5W's es la vida del periodista; que a partir de ese momento, tu vida seguirá el método de la Pirámide invertida, que hay Teorías de la comunicación, que la Espiral del silencio es algo más que un nombre intrigante; que seguramente ya no utilices la primera persona en la mayoría de tus escritos; que hay que mimar a las fuentes, que la documentación es fundamental... descubres cuantísima vergüenza se puede pasar haciendo una entrevista a alguien "famoso" y la importancia de los contactos... (aunque luego descubres que todo esto no es tan fácil y mucho de lo que has aprendido... es al revés).

Si tienes la suerte que yo tuve de dar con un profesor que te inspire y que te anime... tu futuro se clarifica un poco.
La primera vez que José María Legorburu puso "voz de radio" pensé: eso es lo que yo quiero hacer.
Me animó a ser editora, me aconsejó, me dejó caer para que aprendiese a levantarme, me ayudó a confiar más en mí... y comprendí que hacía mucho tiempo que estaba perdidamente enamorada de la voz, de la palabra, de los sonidos y del silencio.

A partir de ese momento tuve un objetivo claro: trabajar en la radio.
Hice pruebas, tests de actualidad, escribí noticias, locuté... y empecé a trabajar en una de las emisoras más grandes de nuestro país. Fue un sueño; recuerdo el día que me dijeron que entraba... FELICIDAD.
Estuve trabajando en un programa que me encantaba y conocí a una persona increíble de la que también me enamoré; las noches de radio eran especiales por todo lo que nos rodeaba... y por ella también.
Me sentí apoyada, querida, cuidada, admirada... fueron unos meses en los que a una escala de bolsillo entendí lo que las grandes folclóricas llaman "el calor del público", que en mi caso, era la respiración de los oyentes. Y llegó la despedida.

Por diferentes motivos tuve que aplazar mi aventura en las ondas; cada día me arrepiento... pero en aquel momento había cosas más importantes y yo estaba convencida de que otras no cambiarían nunca...
El caso es que yo seguía en la facultad... recibí alguna oferta... pero la radio seguía ocupando todos mis pensamientos.

Me volvieron a contratar (quien dice "contratar", dice "becar") y la experiencia ya no fue la misma; conocí gente genial de la que tengo muchísimos buenos recuerdos... viví ratos personales y profesionales que no se me olvidarán jamás... me licencié, me despedí de mi beca y empecé a buscar trabajo.

Y aquí estoy; dedicándome a algo que no es lo mío... pero contenta por tener trabajo en una época mala.

No sé cuándo volveré a hacer radio. Las cosas están muy mal. Asquerosamente mal. Lo que sí sé es que para mí, mi relación con las ondas sigue los patrones de una relación de pareja complicada: hay amor... mucho, sobre todo por mi parte. Hay odio, reproches..., hay "¿por qué no me quieres?", "te necesito", "me haces feliz" y "no te quiero conmigo"... (esto último sobre todo por la suya) pero de eso tratan las verdaderas historias de amor ¿no? de salvar los obstáculos, de luchar por el ser amado (aunque no nos ame), de tener un destino común... No sé cuándo volveré a hacer radio, lo que sí sé es que llegará.