jueves, 10 de febrero de 2011

Algo huele a rancio

Hace un par de días, oí una frase que me sorprendió.
Situación: Lunes, primera hora de la mañana. Frío polar.
Voy andando hacia el trabajo y escucho: "¿pero te has levantado ya? Joder, yo tengo una resaca…"
Y pienso: espero que este hombre no sea bombero, ni cirujano, ni conductor de ningún tipo de vehículo, ni trabaje subido a una grúa…
Echo un vistazo de reojo cuando me adelanta. Debe ser verdad lo que dice, porque un febrero frío no se caracteriza por un sol resplandeciente y cegador… pero él lleva gafas oscuras.
Sigo pensando: que “acabado de la vida” a su edad, un domingo de cogorza…
No era un anciano, pero tampoco un chavalito descerebrado… bueno, dejémoslo en que no era un chavalito.

Pensando en la posibilidad de que si había madrugado tanto, era porque iba a trabajar, seguí con mi teoría de cuál sería su empleo, y recé y recé para que no tuviese vidas en sus manos… por lo menos no ese día.

Tenía una voz que me resultaba desagradable; su proximidad me resultaba incómoda, pero no sabía por qué… hasta que pasó una chica en dirección contraria a la nuestra.
Una chavala de unos 20-23 años; morena, delgada, de estatura media.
El de la gafas de sol, a pesar de la resaca, se gira a mirarla (parece que no todo en él está dormido) y descubro el motivo de la repugnancia que siento.
El personaje era Salvador Sostres.
Si no era él; debe tener un hermano gemelo idéntico con su misma voz y su mismo rollo depravado.

Sobra decir que no le profeso mucha estima. Sobra decir que no le profeso ninguna.
Es alguien a quien, sin conocer, le tengo una enorme animadversión. Hay gente con la que no estoy de acuerdo y punto; pero lo de Sostres va más allá.
Me parece un ser de absurda existencia; un ejemplar escapado del Circo de los Horrores, un “polemista” rancio y ridículo que, como otros a los que he mencionado en otras entradas, va de Varon Dandy, de Rey de las Nenas y de “fucker” cuando, el 100% de las mujeres que yo conozco no le tocaría ni con un palo; no se tomaría ni un café con él... y si la continuidad de la especie dependiese de que se amancebasen (o nos amancebásemos) con él... Ya le podrían ir dando por culo a la raza humana.
Pertenece a esa carroña lasciva que hace que hasta el más liberal sienta deseos de ponerle un burka a sus hijas si saben que Salvador se va a cruzar con ellas por la calle.

Es una auténtica vergüenza que este sujeto tenga capacidades reproductivas.
Y es también vergonzoso que un ente público mantenga a estos peleles que merecen escarnio público más que defensa de sus conversaciones “privadas”…
Privacidad… Privatización… palabras muy populares ambas. Pero eso… es harina de otro costal.

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