miércoles, 23 de febrero de 2011

There's Hope for Anyone


Hoy me siento en armonía con el universo.
¿Por qué? Es un misterio. No sé si tan complicado como la Santísima Trinidad… pero más terrenal, seguro.

Estoy contenta después de haberme levantado pronto (antes que otros días) y eso, para mí, ya hace que me plantee el motivo de mi buen humor.
Me he despertado al lado de mi chico, que es un sol… a lo mejor por eso he amanecido sin nubes en la cabeza.
He visto a parte de mi familia a primera hora, me he reído, y he mandado emails con canciones.
He redescubierto un grupo que me re-encanta… Billie The Vision and The Dancers, los de Summercat, el famoso anuncio de Estrella Damm rodado en Formentera.
Me apasionan, me inundan de buen rollo y de ganas de salir a pasear con el ipod a tope con esa sensación maravillosa de estar dentro de un videoclip. Más de uno que me vea por la calle pensará que he abusado de alguna sustancia psicotrópica… nada que ver. No he consumido nada, lo juro.

He hablado con un par de amigas (que no son amigas con minúscula, sino con letras capitales, de caja alta, en negrita y muy subrayado) y hemos acordado vernos y parlamentar mojito en mano esta noche. Es genial notar como alguien se anima a través de mensajes BlackBerry y como de viva voz se retroalimenta esta agradable sensación de armonía universal.

Pase lo que pase, estamos vivos. Tenemos nuestras miserias… ¡pero oh, qué buenas son nuestras glorias (que para más “inri” son más)!

Aunque a veces las cosas no salgan como deseamos, aunque haya días tristes, días horribles o días de mierda… todos tenemos a alguien que nos saque una sonrisa, que nos dé una razón que haga que la vida valga la pena.

Tengo un novio espectacular, una familia estupenda, unas amigas indescriptibles… (¡todas!), cobro a fin de mes, hace un tiempo buenísimo…

Tengo ganas de hacer cosas, de tomar el aire, de respirar… ganas de ti, y de ti…

¡¡HOY ME SIENTO EN ARMONÍA CON EL UNIVERSO!!

jueves, 10 de febrero de 2011

Algo huele a rancio

Hace un par de días, oí una frase que me sorprendió.
Situación: Lunes, primera hora de la mañana. Frío polar.
Voy andando hacia el trabajo y escucho: "¿pero te has levantado ya? Joder, yo tengo una resaca…"
Y pienso: espero que este hombre no sea bombero, ni cirujano, ni conductor de ningún tipo de vehículo, ni trabaje subido a una grúa…
Echo un vistazo de reojo cuando me adelanta. Debe ser verdad lo que dice, porque un febrero frío no se caracteriza por un sol resplandeciente y cegador… pero él lleva gafas oscuras.
Sigo pensando: que “acabado de la vida” a su edad, un domingo de cogorza…
No era un anciano, pero tampoco un chavalito descerebrado… bueno, dejémoslo en que no era un chavalito.

Pensando en la posibilidad de que si había madrugado tanto, era porque iba a trabajar, seguí con mi teoría de cuál sería su empleo, y recé y recé para que no tuviese vidas en sus manos… por lo menos no ese día.

Tenía una voz que me resultaba desagradable; su proximidad me resultaba incómoda, pero no sabía por qué… hasta que pasó una chica en dirección contraria a la nuestra.
Una chavala de unos 20-23 años; morena, delgada, de estatura media.
El de la gafas de sol, a pesar de la resaca, se gira a mirarla (parece que no todo en él está dormido) y descubro el motivo de la repugnancia que siento.
El personaje era Salvador Sostres.
Si no era él; debe tener un hermano gemelo idéntico con su misma voz y su mismo rollo depravado.

Sobra decir que no le profeso mucha estima. Sobra decir que no le profeso ninguna.
Es alguien a quien, sin conocer, le tengo una enorme animadversión. Hay gente con la que no estoy de acuerdo y punto; pero lo de Sostres va más allá.
Me parece un ser de absurda existencia; un ejemplar escapado del Circo de los Horrores, un “polemista” rancio y ridículo que, como otros a los que he mencionado en otras entradas, va de Varon Dandy, de Rey de las Nenas y de “fucker” cuando, el 100% de las mujeres que yo conozco no le tocaría ni con un palo; no se tomaría ni un café con él... y si la continuidad de la especie dependiese de que se amancebasen (o nos amancebásemos) con él... Ya le podrían ir dando por culo a la raza humana.
Pertenece a esa carroña lasciva que hace que hasta el más liberal sienta deseos de ponerle un burka a sus hijas si saben que Salvador se va a cruzar con ellas por la calle.

Es una auténtica vergüenza que este sujeto tenga capacidades reproductivas.
Y es también vergonzoso que un ente público mantenga a estos peleles que merecen escarnio público más que defensa de sus conversaciones “privadas”…
Privacidad… Privatización… palabras muy populares ambas. Pero eso… es harina de otro costal.

miércoles, 9 de febrero de 2011

No hay muchas canciones que hablen de mí

¿Os habéis enamorado alguna vez? ¿habéis sentido esos nervios agarrados en el estómago? ¿esa tensión que algunos llaman “tener mariposas”? ¿Esa cara de tont@, esa sonrisas permanente, esos suspiros de España y Portugal?

El amor, la pasión y la locura son lo mismo; por lo menos para mí. No concibo una relación sin tormento y sin éxtasis; una relación que no te desgarre las entrañas, que no consiga que hagas cosas excepcionales…
Quizá por lo dramático de mi naturaleza pienso que nadie ama como yo; que cualquier enamorado siente menos intensidad de la que yo siento; que quiero hasta las últimas consecuencias y que sufro hasta tener el alma hecha jirones.

Siempre he estado convencida de que la intensidad con la que vivo y con la que respiro me hace única, pero de repente, un día… me paro a pensar en que “todas las canciones hablan de mi”. Y ese “mi” no soy yo, sino cada persona que conozco y más de la mitad de las que no conozco.
Ese “mí” eres tú… y tú… y tú…
¿Quién no ha dicho “nadie te va a querer como yo”, “nunca he sentido esto antes”, “quiero pasar el resto de mi vida contigo”…? Todos lo hemos dicho, lo hemos pensado y lo hemos sentido… y en algunas ocasiones, no sólo por una persona.
No digo que sea mentira, que sean comentarios manidos… Cada día aprendemos, cada día vivimos nuevas experiencias que hacen que no seamos los mismos que hace un año… y cada día, con la poca o la mucha sabiduría que hayamos acumulado, reformulamos las premisas, afirmamos desde una nueva perspectiva que nadie puede querer como nosotros, que nunca habíamos sentido nada parecido y que el resto de nuestras vidas está unido al de otra persona. Y es verdad.

No somos tan únicos como pensamos; si lo fuésemos, nunca nos emocionarían las letras de las canciones más tristes del mundo, porque no llegarían al nivel de excelencia dolorosa o amorosa que uno ha experimentado… No pensaríamos “están cantando mi vida” o “me leen el pensamiento”. Cada uno siente como sólo uno sabe, pero todos sentimos lo mismo.

Es triste pensar que no somos tan especiales como creíamos, que otros han vivido exactamente lo mismo que nosotros… pero también hace que tengamos la esperanza de que otro pueda sentir por nosotros lo mismo que nosotros somos capaces de sentir.

A mí se me eriza la piel sólo de pensar que alguien pueda volverse loco por mí de igual manera que yo enloquezco.

No obstante he de confesar algo: no hay muchas canciones que hablen de mí; no me he descubierto entre demasiadas letras… pero sí en algún que otro verso de la cordura de la Lokura.