martes, 4 de octubre de 2011

La realidad paralela de los Videoclips

Escribo estas líneas escuchando Danza Kuduro para embriagarme de la razón que guía el post.

Alguna vez he comentado que hubo una época en la que, pocos minutos después de escuchar esta canción, era totalmente incapaz de recordarla. Las cosas han cambiado.
Una gran amiga me regañó por no entender que se trataba, poco menos, que de un himno de nuestra generación.
Este verano la he escuchado en los lugares más remotos y en otras lenguas romances... y le he cogido el gustito. Lo confieso.
Debe ser verdad eso de que la letra, con sangre, entra.

El caso es que viendo este milagro que los mismísimos hermanos Lumière envidiarían... este videoclip profundo y cargado de mensaje, me he hecho una pregunta honda y llena de matices: ¿Por qué en los vídeos aparecen mujeres despampanantes, de dos o tres metros; con piernas infinitas, labios carnosos, pieles que ya quisieran para sí muchas zorras (me refiero al animal, mentes perturbadas) y cabellos que no se encrespan aunque les caiga encima el puto Diluvio Universal?

Asumo que si yo fuese una cantante de éxito (o sin éxito, da igual, pero pudiese grabar un clip), elegiría chulazos de cuerpos prietos, culos redondeados, torsos fuertes, caras varoniles y brazos que pudiesen sostener a la mismísima Estatua de la Libertad. Todo esto, por supuesto, sin tener pinta de culturista, siendo poseedores de cuerpos proporcionados y manos grandes. Y limpios.
Pero dejando a un lado mi particular bacanal patrocinada, quiero decir que entiendo que ya que pueden elegir entre un amplísimo abanico de féminas, escojan a las que consideren más bonitas, más sexys o más higiénicas (esto último lo dudo, porque en general suelen tener una pinta de cerdas... y pocas cosas hay más sucias en esta vida que una cochiquera, señores míos).

El caso es que, si bien entiendo que se rodeen de bombones... me hace muchísima gracia que el 90% del tiempo que estas muchachas pasan en pantalla sea sentadas o tumbadas.
Evidentemente, le sacan medio cuerpo al cantante de turno, y éste, por muy apretada que lleve la camisa, los pantalones (o incluso ambos, faltaría más); por muy grandes y llamativas que sean sus gafas de sol o, incluso, por muchos destellos cegadores que emanen de sus oros; con todos sus complementos, sus yates, sus coches y sus casas... estos chicos al lado de semejantes hembras parecen niños chicos. Y gordos.

Aunque sean de una talla estándar, aunque lleven ropa de marca; a pesar de los pesares... no quedan bien en su propia canción. Qué ironía.

En las pocas secuencias en las que salen todos de pie... y en el mismo plano... ¡ay, qué dolor de corazón...! ¡qué estampa! Parecen Paco Martínez Soria y José Luis López Vázquez con las míticas "A-LE-MA-NAS"... Impagable.

¿Mi consejo? El de siempre. O escogemos a chicas más normales... o nos ponemos el mundo por montera y nos restregamos con auténticas diosas orgullosos de parecer un conejito Duracell sediento de sexo.

http://www.youtube.com/watch?v=7zp1TbLFPp8&ob=av3e