miércoles, 6 de abril de 2016

Tres

Es difícil pasear de nuevo por aquí como si nada.

Leyendo la entrada anterior (de hace más de un año), pienso en esas cosas que parece que dicen algo, pero en realidad, no tienen nada que ver.
No, cuando escribí El miedo prueba que existe el valor no hablaba del embarazo.
Ni si quiera sabía todavía que estaba embarazada. Pero estas cosas pasan muy a menudo (lo de quedarse embarazada no; bueno, también, pero me refiero a leer o escuchar algo que cuadra con distintas realidades), al final, siempre creemos que todas las canciones hablan de nosotros.

Es difícil pasear de nuevo por aquí como si nada porque las cosas han cambiado y yo ya no soy la misma. Tampoco soy otra, pero soy diferente; aunque en lo esencial me siento igual.

Es difícil pasear de nuevo por aquí como si nada porque nunca escribí sobre mi embarazo; posiblemente porque unas veces temía no estar a la altura de lo que se esperaba que dijera; y otras, casi todas, porque cada visita al ogro de mi ginecólogo era terriblemente agridulce.
Me encontraba bien, pero una vez al mes me enfrentaba a una situación difícil de la que salía diciendo "No quiero que sea bueno, quiero que me trate bien. O por lo menos, que no me haga llorar". Hasta que eso dejó de importar.

Cuando las cosas son sencillas y todo va como se espera, necesitas comprensión.
Cuando las cosas son difíciles y todo se complica, necesitas eficiencia y eficacia. Hacer lo que hay que hacer, y hacerlo de la mejor manera posible, así que mi médico me derivó a la Unidad de Embarazos de Alto Riesgo del Clínico, donde conocía a alguien con quien se preocupó de hablar de mi y que incluso me llamó por teléfono (al final fue un ogro bueno); pero nunca llegué a saber si este nuevo médico se enteró de mi paso por allí, puesto que cuando fui a mi primera consulta, él estaba de vacaciones, y en menos de dos semanas ya tenía a mi niña en brazos.
En cualquier caso, sólo puedo agradecer a todo el mundo que me atendió el buen trato recibido. Incluso a la gine que pensaba al principio que lo de mis tensiones era emocional y que acabó siendo una de las asistentes a mi cesárea. Si hubiésemos vendido entradas, Candela tendría pagada hasta la universidad.

Toxoplasmosis, CIR, preeclampsia, Síndrome de Hellp, "hay que hacerlo ya porque no sólo corre peligro la vida del bebé, también la suya...".
Hacer como que no tienes miedo, bajar al quirófano, hablar con el Jefe de Neonatología, y esperar al anestesista.
Las puertas abriéndose y cerrándose, David al otro lado mirándome, y yo sentada, asustada pero con la sensación latente de que todo iba a ir bien. Como si no hubiese otra posibilidad.

De lo que pasó dentro del quirófano, como es natural, sólo recuerdo el principio y el pofundo amor y admiración que sentí por el anestesista cuando regañó a las enfermeras por intentar sondarme estando todavía despierta. Hijas de puta. Lo juro, en vez de bata yo le veía con una capa de superhéroe, y estoy convencida de que reconocería su voz entre un millón.
Después... recuerdo despertarme llorando, imagino que por la tensión acumulada y ver a mi familia en la distancia.

Es difícil pasear por aquí como si nada porque después de todos los sustos, de todo lo que fue mal... nació una niña pequeñita y perfecta que luchó durante un mes por venirse a casa con nosotros cuanto antes.

Es imposible pasear por aquí como si nada porque nunca conseguiré explicar lo que sentí la primera vez que la tuve en brazos.
El vacío.
La nada.
Como si no importase lo que sucedía a nuestro alrededor; como si en este mundo sólo estuviésemos los tres.



6 comentarios:

  1. No sé ni qué decir, así que un beso =)

    ResponderEliminar
  2. Valiente, mi niña. Fuiste muy valiente. Y toda la vida podrás sentirte orgullosa. Y ahora al lío, que estos peques no miran atrás, siempre al futuro... Y cómo se siente eso bien dentro y fuerte. Muak

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Sandra!
      Ahora, y ya siempre, pensando en hacerla sonreír...
      Para atrás, ni para coger impulso ;)
      Un abrazo fuerte

      Eliminar
  3. Me tienes que contar todo esto con un café. Me encantaría...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que sí, Azúcar. Cuando quieras.

      Aunque te va a costar más de un café que te perdone algo que tienes pendiente...

      Eliminar