miércoles, 10 de julio de 2013

Mi primera amiga


Me gustan los 10 de julio.
Y le gustarán por muchos motivos, a muchas personas, pero a mi me gustan por una sóla razón: es el aniversario del nacimiento de una persona increíble.

Si me preguntasen cómo es Ana, sólo se me ocurrirían cosas buenas que decir. Y si lo pensase un poco más, seguirían viniéndoseme a la mente más y más cosas buenas. Nada malo, porque, aunque seguro que tiene defectos... tiene tantas virtudes que aquellos pasan inadvertidos.

Ana, para mí, es un conflicto; porque soy incapaz de discernir si es más inteligente o divertida.
Es muy, muy lista... pero también es una de las personas con las que más me río, y más a gusto lo hago.
Si tengo que elegir, creo que elijo lo de divertida. Sí, porque no concibo el humor sin la inteligencia.

Así pues, Ana es divertida e inteligente a partes iguales, es fuerte, independiente, es trabajadora, es encantadora, es empática, sensible y bondadosa y tiene un poco de cada una de sus amigas y muchas cosas con las que nosotras soñamos.

Físicamente es guapa, mucho. Y alta. Tiene el pelo moreno y brillante y la piel clara. Tiene unos ojos preciosos, más verdes que marrones. No es que los tenga entre un color y otro, es que los tiene ambos. En su mayoría son verde oscuro, pero también tienen algo de marrón.
Tiene la cara redondeada y las facciones dulces.
Es delgada y proporcionada, de piernas largas y manos de pianista o... cirujana. Ah, sí, es médico.

A sus 28 primaveras puede asegurar sin miedo a equivocarse que tiene mi admiración desde hace muchos años. Es de esas personas a las que miras y sientes que puede hacer a la perfección cualquier cosa que se proponga.
Tiene capacidades de sobra. Y sensibilidad.
Una combinación perfecta.

Así que si recapitulamos, tengo una amiga que es física e intelectualmente un espectáculo, con una prometedora carrera e infinidad de cosas que ofrecer al mundo...
Sí, soy una persona muy afortunada.

Tuve la suerte de que hace muchos, muchos años el destino nos pusiese a las dos en ese patio de colegio una mañana de septiembre.
Tuve suerte de que esa niña con el abrigo azul de casitas se acercase a hablar conmigo.
Tengo suerte de haber conservado a mi primera amiga. A la primera niña que conocí el primer día de colegio.
Tengo suerte de que el destino haya querido que hayamos vivido en la misma calle durante 26 años.

Y tengo suerte de poder felicitar hoy a alguien que ha sido y sigue siendo fundamental en mi vida.

Alguien que ha compartido momentos maravillosos a mi lado y me ha sacado una sonrisa en los más difíciles... porque sabe escuchar cuando lo que necesitas es vaciarte, te aconseja cuando necesitas orientación, te ayuda a desahogarte...
Es todo lo bueno que se puede decir de alguien: una gran amiga y una gran persona.

Con ella tengo algo que valoro por encima de todas las cosas, porque es mágico... una COMPLICIDAD infinita.

Así que, a pesar de que con estas líneas pretenda felicitarte... La realidad es que para felicidad, la mía, por tenerte en mi vida desde hace tanto tiempo.

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