También leí hace poco un artículo sobre por qué los rusos no sonríen (o más bien por qué son más selectivos con este gesto). Por no dejar a nadie con la duda, resumo que es porque allí, la sonrisa no tiene connotaciones sociales, ni se regala. O eso decían.
Pues bien, últimamente sonrío más.
No es que tenga nada en contra de Rusia.
Es que me ha dado por ahí.
Es bonito y no sólo alegra a quien la recibe, sino que te va sumando puntos a ti también.
Y lo que beneficia a todas las partes implicadas me parece, por definición, bueno.
A mi me gusta tanto que me sonrían, que alguna vez ha llegado a cambiarme el día un desconocido risueño.
Así que sólo les pido un favor... Miren a las personas a los ojos... ¡Y sonrían!
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