La luna me vuelve loca.
No quiero decir que experimente extrañas reacciones bajo su influjo.
Ni que sea una lunática.
Bueno, tal vez sí... Por muchos motivos, y casi todos sanos.
Podría decir que no sé qué es lo que me atrae tanto de ella. Pero mentiría.
Me maravilla cuando sale, lo grande y luminosa que se ve al alzarse sólo un poco sobre el horizonte.
Y me atrapa como enganchan las series; como las galletitas saladas; como los aromas que te transportan sin mover ni un milímetro los pies.
Pero lo que de verdad me embruja, me sorprende y me conmueve es que nos une y nos iguala.
Que la misma luna que yo veo en el cielo sea la que ven en Barcelona, India o Budapest al levantar la vista me parece, sencillamente, espectacular.
Que a cientos, o miles, de kilómetros tú y yo miremos al cielo y veamos lo mismo es una puta maravilla.
Pero lo que de verdad me embruja, me sorprende y me conmueve es que nos une y nos iguala.
Que la misma luna que yo veo en el cielo sea la que ven en Barcelona, India o Budapest al levantar la vista me parece, sencillamente, espectacular.
Que a cientos, o miles, de kilómetros tú y yo miremos al cielo y veamos lo mismo es una puta maravilla.
Esto es un regalo de cumpleaños, sí señora. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti siempre... :)
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