Hoy iba en el autobús, y a mi lado, un señor refunfuñando durante todo el trayecto.
Por un error de cálculo, o más bien, por agarrarme a la barra sin mirar, le he cogido la mano un segundo.
He quitado la mano, le he sonreído y le he pedido perdón
Él también ha sonreído y le ha cambiado la cara el resto del viaje. No ha vuelto a farfullar.
Hay veces que la gente sólo necesita un poco de cariño.
Pues sí, a veces sólo se necesita eso. :)
ResponderEliminar¡Pues a tocar se ha dicho Sandris! ;)
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